viernes, 7 de noviembre de 2014

El te de las 5.

Me estoy poniendo tonta.
Triste.
Pesada.

Ya sabes; me estoy poniendo.

Y te estoy buscando lo suficientemente lejos como para no encontrarte en ningún lado pues has desaparecido hasta de dentro.

Te estoy buscando como a las llaves que pierdo cuando tengo prisa y poco tiempo. Aunque las llevo en la mano y joder, qué sonrisa más rara.
Dime ahora lo tonta que estoy cuando dudo y no te miro para que no me beses.
Dime ahora que deje de mirarte o te vas
como si pudieras dejarme un poco más.
Dime ahora qué hacemos si me voy y la vida sigue igual pero mejor conmigo y sin este intruso en el pecho.
Dime qué hago cuando escribo tu nombre en el vaho de la ventana.
Pregúntamelo.
Sonríeme.
Anda, olvídame un poquito más.
Como si fuera a quererte alguna "ella" que no soy yo y no te deje marchar.
Como si no supieras ya.
Como si todo fuera a ir bien desde el momento en que paramos de trepar lo nuestro y caemos.
Contéstame sin dejar de besarme:
¿Tú también hubieras desistido si te hubieran advertido? ¿Tú me hubieras querido?

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