sábado, 24 de agosto de 2013

De cuando no te das cuenta.

Y volvamos otra vez a lo mismo, a verte dormir, a enfadarme sin ninguna razón y a deshacerlo todo al girarme y verte soñando. Como si fuera fácil eso de que me quieras mientras duermes, como si cada vez que te despiertas y buscas mi hombro para darme un beso me regalaras otras siete vidas. Que de éso va, de mirarte, morirme, resucitar cada vez que te mueves y eres incapaz de evitar que tu brazo caiga justo encima de mi espalda para agarrarme y dejar que tus sueños se conjuguen conmigo. Susurrarte que eres lo más bonito que he visto e imaginado soñar encima de mí, sentir tu respiración e intentar creer que eres de verdad y no sólo un puñado de sueños rotos y sin cumplir. Creerte la razón de mi sonrisa hasta incluso cuando ni tú mismo eres consciente de que me estoy planteando darte un beso para que empieces a soñar conmigo.