viernes, 25 de abril de 2014

Versar(te) ya no es suficiente.

Déjame escribirte los versos
que no escribió Neruda
aquella noche.

Déjame decirte
ahora que no me escuchas
que pretendo encontrarte al filo del abismo,
allí donde escuecen más las horas,
para llevarte tan lejos
que no encuentres
ni los recuerdos.

Déjame rimarte con mis dudas,
bailarte el agua,
y si quieres
el cielo puede esperar.

No sé si tiemblas cuando lloro
si te ahorca el corazón
descubrir que mi llanto es mayor que mi pecho
cuando aparecen esas ganas de matar
los kilómetros a besos.

No sé dónde te escondes
cuando siento tu cuerpo
y tú hace tiempo que dejaste de estar.
Y mucho menos qué hacer cuando
te miro
y no eres tú quien me llena la vida de sueños.

Dormir sabe insípido
cuando abrir los ojos significa
querer cerrarlos para siempre.
Y no puedes ni imaginarte cuántos monstruos
tengo acumulados aquí dentro
desde que no estás.

Déjame decirte que el problema no son mis ganas
de mirarnos hacia delante,
son las tuyas de desgastarnos de reojo,
de esquivar la felicidad
con la necesidad de venderte
al dolor del ayer.

No me entiendo cuando pido
un poquito de tu daño
para sanar las heridas
que ya no caben en mis bolsillos
pero ven.
Tú eres demasiadas veces
naufragio y salvavidas
y yo ya no sé nadar entre dudas.

Ya no me quedan lágrimas
cuando en lugar de nosotros
somos solo

tú y yo.