miércoles, 22 de mayo de 2013

Para que tú y yo.

Sonríeme anda, que hoy parece que al cielo le falte tu brillo. Que sin la luz de tus dientes, la lluvia no tendrá más opción que caer por mis ojos hasta inundar toda la ciudad, convirtiendo en Venecia el pueblo que nos vio nacer en aquel beso, en aquel cielo...Y aquí no hay góndolas para enamorados ni gaviotas para atacar nuestro mar en busca de algún tipo de alimento. Pues aquí, la única capaz de usar la fuerza para encontrar maneras de seguir viva soy yo cuando no me dejas más opción que robarte los besos después de un día sin mi dosis de tu corazón lleno de vitaminas.
A tí, que no te das cuenta de la vida, del mundo que eres capaz de crear, con un simple movimiento de cabeza. Que haces de cada lugar un perfecto sitio donde poder vivir y morir feliz. Que cambias la manera en la que transcurre el tiempo. Tú que eres capaz de hacer de mí una persona buena, suficiente y hasta incluso bonita.
Porque parece mentira que hayas roto cada una de mis leyes, de mis costumbres. Parece mentira que sigas siendo tú a mi lado en cada momento. Porque pareces mentira, cariño.
A tí porque le arrebatas la razón y las ideas a Ortega, rompiendo todo eso de las circustancias posibles más allá de nosotros, siguiendo con tu manía de destruír todo eso que se construyó durante siglos de historia sólo con aparecer y regalar a mi vista el placer de perderme en esas dos esferas que lograron convertirse en más que soles, capaces de derretir todo aquello que haga a su vez de mi realidad. Esas esferas que tantas veces han sido la única medicina, la única razón.
Que, contigo, me sobran motivos, fuerzas y sonrisas. Que existen pocas cosas que entienda más que tu pecho, o todo eso de tus pecas, de tus marcas, tus cicatrices. 
Víveme joder, que a la vida parece que le falten tus besos. Que el mundo se cae y no creo que existan superhéroes más allá de de esta puerta capaces de competir con tu forma de salvarme de cualquier picadura de mosquito o de tu forma de evitar que me caiga de la cama en cualquier guerra de cosquillas.
Quédate, que sin tí no se a quien pedir que me quiera, ni cómo entender los rayos de sol o la luna llena. Quédate porque se me acaban las razones fuera de tus camisas, de tus sábanas.
Quédate porque no creo que nunca más pueda hacer el amor con nadie que no entienda lo que es vivirte, beberte y disfrutarte cada segundo del día.
Sonríeme anda, que el mundo se derrumba y eres el único capaz de conseguir que todo vuelva a tener sentido.

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